Pudo haber sido el encuentro ante Banfield el de la confirmación del despegue para Huracán. Los silbidos que se oyeron al finalizar el partido evidencian la sensación del pueblo Quemero: ese punto tiene sabor a poco. El Globo estuvo dos veces en ventaja, por los goles del Roly Zárate, pero no supo aguantarlo y los de Falcioni se llevaron un merecido empate 2 a 2, con los tantos de Carrusca y Zelaya.
Es cierto que enfrente estaba uno de los equipos más sólidos del fútbol argentino, que tan sólo había recibido dos goles en lo que va del torneo, y que si se lo analiza fríamente, este punto sumado por Huracán puede ser más importante de lo que hoy parece; pero el notorio quedo del conjunto de Rivoira, que había arrancado enchufado, hace que quede un gusto amargo.
Se puso pronto en ventaja Huracán. A los 9 minutos, tras una infracción en el área de Víctor López a Diego Rodríguez, Zárate ejecutó con potencia el penal que ilusionó a todo Parque Patricios. Pero a los 16 Carrusca marcó la igualdad, luego de aprovechar un rebote que dio Monzón y se fueron al descanso 1-1.
En la segunda parte el Roly volvió a golpear pronto, con una media vuelta seguida de un impecable latigazo de zurda, y a los 10 el local estaba otra vez arriba. Pero seis minutos después, Zelaya acertó con un cabezazo y anotó el 2-2 definitivo. Los de Rivoira acusaron el golpe y a partir del segundo gol de Banfield fue todo de la visita, que incluso estuvo cerca de ganarlo.
El pitazo final de Furchi se confundía con los silbidos que bajaban de algunos sectores de las tribunas del Ducó. Como ante Newell's, el Globo empezó ganando y no pudo aguantar el resultado. Perdió la chance de sumar su segundo triunfo consecutivo y sigue sin ganar de local. En caliente, y a pesar de que pudo haber sido derrota, queda la bronca por la baja en el rendimiento y por los dos puntos que se dejaron en el camino. El tiempo dirá que tan importante habrá sido la unidad que se cosechó.
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